En el artículo anterior les comentaba la intención de esta librera de ofrecerles nombres de autoras que considera de imprescindible lectura para cualquier persona que se quiera medianamente culta en lecturas. Les decía, también, y lo repito, que es una intención utópica porque son demasiadas las autoras imprescindibles y muy corta la vida, porque siempre se escapan culturas y tiempos y porque una no es especialista en literaturas. Sin embargo, continúo en el empeño de contribuir, aunque sea un fisquito, a que consolidemos nuestras genealogías (lo decía nuestra querida Virginia y me temo que un siglo después seguimos casi en las mismas) y nos hagamos deudoras de las mujeres escritoras que nos han nombrado.
Me planteé hacer una lista con algún tipo de lógica aceptada: orden temporal, agrupación por lenguas, o cualquier otra. Y finalmente desistí y me lanzo a proponerles autoras que considero obligatorio leer en el orden que mis lecturas y mis sentires me van dictando. Digamos que es un orden a salto de mata, un desorden que refleja las ganas de contagiarles el amor por aquellas a quienes amo, un caos.
En la entrada anterior les proponía la lectura de Edith Wharton. Hoy quiero, porque me fascina, proponerles que se acerquen a Dacia Maraini (sobre su nombre tienen enlazada una entrevista realizada este año que me parece fundamental).
Dacia Maraini (aquí el inevitable enlace a wikipedia) nació en Fiesole el 13 de noviembre de 1936 y sigue viva y activa de pensamiento y creación. Sobre su vida hasta hoy pueden encontrar numerosas referencias en la red y en las enciclopedias. Leyendo sabrán que pasó su infancia en un campo de concentración en Japón donde conoció el hambre que escribió en un extraordinario libro poético. Descubrirán que es una creadora capaz en múltiples géneros literarios: poesía, dramaturgia, guión, novela. Y, también, que fue pareja de Alberto Moravia y gran amiga de Pier Paolo Pasolini con el que colaboró en algunos de sus magníficos guiones cinematográficos (Las Mil y Una Noches, sin ir más lejos). Además, verán que es una mujer políticamente comprometida, que no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar de Berlusconi (no merece la pena el enlace), ni de la mafia, ni de la pobreza, ni de la opresión de las mujeres.
Pero todas esas cosas (y muchas más) las pueden encontrar en cualquier sitio y yo quiero contarles por qué la considero de lectura imprescindible, por qué me tiene fascinada además de por su evidente belleza, por qué leerla me parece un placer inmenso y creo, en consecuencia, que hay que leerla.
Les cuento:
Me adentré en la lectura de Bagheria, un exquisito libro de Dacia Maraini editado por minúscula, gracias a la recomendación de su editora, Valeria Bergalli (recomendación que nunca agradeceré lo suficiente). El libro me dejó boquiabierta por su prosa precisa y serena y lo recomendé aquí. Después, claro está, me puse a investigar a la autora y me enfadé profundamente por no haber tenido su nombre incorporado antes. Me cabreé (permítanme la expresión) porque descubrí que había visto películas con guiones suyas (La historia de Piera, por ejemplo) que me habían marcado, y sin embargo no había retenido su nombre. Me cuestioné, porque no se me olvida el nombre de Alberto Moravia, pero sí el de ella. Me sublevé porque sentí que algún filtro sigue funcionando y hace que los conozcamos más a ellos, los admiremos más, los reconozcamos más. Y entonces seguí leyendo. Y leyendo y leyendo me adentré en un conjunto de cuentos publicados por Galaxia Gutenberg, Amor robado (no dejen de leer el enlace, porque merece la pena), lleno de mujeres luchadoras que toda feminista, que toda mujer, debería leer.
Y lee que te lee llegué al libro que ven a la izquierda y del que muy pronto (espero) les pondré una reseñita en nuestra página de novedades. Es una novela bellísima, en la que con una prosa admirable Maraini nos cuenta la vida (pero es una novela, de verdad verdad) de una antepasada suya, Marianna Ucrìa, que vivió en Sicilia en el siglo XVIII. La vida de una mujer noble, inteligente, bella y sordomuda. Y junto a su vida la de todo un pueblo, la de una isla sometida a la barbarie de la Santísima Inquisición, la de una población pobre y embrutecida, la de las pugnas entre nobleza y burguesía, la de las niñas abusadas, la de los muertos por desnutrición, la de las monjas enclaustradas por decisión familiar. La vida de un tiempo no tan lejano que se nos hace visible con palabras precisas para cada detalle, cada olor, cada paisaje.
Una novela en cuya contraportada se lee:
Sicilia, primera mitad del siglo XVIII. Mientras en Europa se imponen las ideas de la Ilustración, en Palermo Marianna Ucrìa, hija de una familia noble, está destinada al matrimonio o a la clausura, como todas sus primas y hermanas. Los matrimonios y la vida monacal tienen que servir a los intereses de los Ucrìa, que se van emparentando de este modo con las grandes familias palermitanas.
Pero Marianna es sordomuda y para comunicarse debe aprender a expresarse a través de la escritura. A los trece años la casan con un tío suyo, hermano de la madre, y trae al mundo hijos, como de ella se espera, pero su vida sólo se enriquece gracias a la lectura. Así logra conocer el mundo más allá de los estrechos confines en que la encierra su cotidianidad.
A pesar de todo, Marianna conocerá el verdadero amor y su actitud provocará el escándalo. Es ésta la historia de una mujer extraordinaria, antepasada de Dacia Maraini, que sabe afrontar la vida con valentía y pasión en un universo fastuoso en las entrañas del cual reinan sin embargo la sordidez y la mezquindad.
Queridas lectoras. Lectores queridos. No lo duden: ¡hay que leer a esta mujer!
Exquisita recomendación, a la que me adhiero: ya había leído la novela (en italiano) y la volveré a leer. ¡Magnífica escritora y magnífica mujer!
ResponderEliminarGracias, muchísimas gracias. Para mí, desconocida, hasta este preciso momento ; como otras, como tantas otras, estupendas y necesarias. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesos.
Yo la leí hace mucho tiempo, y la volví a releer por el simple placer de dejarme llevar por la belleza de su prosa, de hecho, el ejemplar que tengo "está hecho a mi mano", como casi todos los libros que me encantan. Viejos de uso.
ResponderEliminarAcacia